martes, 21 de enero de 2014

Imaginen que cada noche, después de dormir, nuestra vida desapareciera. Y me refiero a todo, nuestros amigos, nuestros enemigos, nuestros amores, familia, éxitos y fracasos. Para que así, cuando despertáramos tuviéramos una nueva vida por hacer, tener la oportunidad de enamorarnos sin el atormento de los fantasmas del amor pasado, de poder divertirnos sin que las penas nos amarguen el momento, de poder reír sinceramente. Así, no tendríamos miedo de enfrentarnos a un nuevo día.


No hay comentarios:

Publicar un comentario